El quince, ese número preferido de quienes reciben el salario dos veces al mes y el sueño de las que tienen el doble en edad, ya no se cuenta con primaveras sino con bailes, trajes rosados y hasta cirugías plásticas. Los sociólogos definen este evento como un rito de transición, un momento clave que marca un antes y un después en la vida de la niña que se transforma en mujer. No es una fiesta, es un ritual.
Se dice que su historia data del año 500 a.C. a mano de los Aztecas, pues fueron ellos quienes escogieron esa edad para que los niños se volvieran guerreros y las niñas pasaran a tener 'responsabilidades de mujer'. Pero que para el siglo XV a la llegada de los españoles, a esta tradición de presentación ante la sociedad, ya conocida por los europeos, se le suman otras costumbres de la época, entre ellas el vals y el vestido pomposo de colores claros.
Otra versión afirma que esta ceremonia viene directamente de la del Debutante, un evento en el que se reunían las familias aristocráticas de Europa para que sus casamientos no se salieran de su círculo social. Pero que fue en Filadelfia en 1748 que se dio la idea de presentar las mujeres a la sociedad con el mismo fin.
Como quiera que sea, las fiestas de quince son las fiestas donde peor gusto puede llegar a mostrar una familia. Por algo le dirán QuinceaÑERA... Aquí van los detalles que hacen de esta fiesta la más loba de todas:
El vestido color pastel con forma de ponqué: esta mala decisión no aparece por sí sola. Existen varias teorías por las que las niñas quieran vestirse como una princesa de Disney con bajo presupuesto: los colores se dan para mostrar inocencia y 'elegancia', el tamaño del vestido demuestra además qué literalmente el papá se echó la mano al dril, y al tul y al tafetán...
Los guantes y la tiara: Con el vestido ya es suficiente, pero hay quienes se dan garra con guantes con agujeros para los dedos, y una tiara. Para rematar, muchas repiten el día del matrimonio.
Llegar al salón de la mano del papá: primero no es una boda pero además ser la 'niña de papá' ya no se escucha tan bien por estas épocas. Si uno va a llegar con alguien lo correcto sería llegar con los dos, ¿o no?
De 'chocato' a zapatilla + columpio: ¿De dónde salió este protocolo? No hay metáfora más machista que ésta. Un papá poniéndole el tacón a su hija... ¿Qué dirían si le intenta poner un brasier en medio de la pista?
El vals: En el siglo XII solía ser de nobles pero por cuestiones de latitudes y de época... ya no.
'La corte' y la coreografía: conseguir 15 edecanes que bailen con otras 14 damas amigas de la quinceañera es algo muy parecido al problemita del vals. No, nadie quiere ver a la versión criolla de High School Musical.
El discurso: Por sí solos son vergonzosos, pero además en este evento lo son más aún. ¿De niña a mujer? Es como llevarle una serenata a una hija menárquica (en su primer periodo), pasa en Colombia.
Poner 'Quince primaveras' del Trío San Javier: "Quince primaveras tienes que cumplir, quince flores nuevas que te harán feliz"… "Y cuando apoyes tu cabeza en la almohada, despertarás siendo mujer mañana" y "No entenderás los celos de tu padre, ni la razón del llanto de tu madre"... la canción lo dice todo.
Maquillarse y peinarse como cuarentona: ¡No! Ya lo dice la canción, "te sentirás una mujer y aún eres niña". Por qué la necesitad de pasarse con el rubor, el labial rojo y el pelo en bomba.
Figura de hielo o figura de icopor en forma de cisne: No se sabe si esta metáfora 'de patito feo a cisne' sea peor que el de 'chocato a zapatilla', pero además plasmarla en dos de los materiales más lobos que hay no tiene nombre.
El tío borracho: ¡Que alguien controle a los tíos! Bueno, preferible el tío que el papá o la mamá.
'Cuadrarse' con alguien: No, decir que te ennoviaste o que te enamoraste en una fiesta de quince no se oye bien, especialmente si ya eres mayor de edad.
El recordatorio de zapatilla: A esto sumémosle la invitación que es muy parecida, pero en particular los recordatorios son más lobos porque son unas zapatillas escarchadas color curuba con una cintilla blanca de bordes dorados y el nombre completo de la homenajeada. Para rematar un letrero en plástico que dice 'Mis 15'. Eso sí, más lobo el que se atreva a poner eso en cualquier parte de la casa.
Ponerse tetas a los quince: Hasta una serie tuvieron que sacar para mostrar esta realidad. ¿Qué están pensando los papás que le ponen silicona a sus hijas y siendo menores de edad? Les falta solo gritar "¡A la orden las t*tasss!"
Simplemente hacer fiesta de quince... y tener registro del monumental oso. Mostrarlo de adulta ya es la tapa.
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