Hay quienes afirman haber encontrado al amor de su vida gracias a Facebook. Pero también hay quienes por el mismo medio lo han perdido. Una de las consecuencias de la llamada vida en las redes sociales es un mayor grado de exposición —si no pregúntenle a cierto magistrado nayarita—, que a más de uno le ha costado el matrimonio o el noviazgo cuando su pareja lo cacha con las manos en el teclado. Sin embargo, al menos en el caso del divorcio, los mensajes privados que se realicen a través de las redes sociales no pueden utilizarse como prueba legal en las cortes mexicanas cuando son presentados sin la autorización de quien los envió.
A pesar de que tanto en México, como en otros países alrededor del mundo, se ha buscado presentar como evidencia de infidelidad correos electrónicos, DM's de Twitter, o mensajes de Facebook, las cortes mexicanas han decidido desechar estas pruebas como evidencia válida dentro de los juicios. En un caso reciente, donde una juez de lo familiar había admitido como prueba de infidelidad conyugal más de 50 mensajes de Facebook, el segundo tribunal colegiado del cuarto circuito falló a favor del amparo que interpuso el afectado, apelando al principio de la inviolabilidad de las comunicaciones privadas.
Dicho principio está sustentado en la jurisprudencia por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que el afectado pudo revocar las sentencias que la juez de lo familiar había dictado en su contra. De ahí que los tres magistrados de circuito que integran el tribunal hayan determinado que cualquier prueba extraída de los mensajes privados de alguna red social —o del celular— sin el consentimiento de quien los envía sea desechado como una prueba improcedente. Así que las esposas celotípicas y los esposos controladores ya sólo podrán utilizar el fruto de sushackeos amorosos para su fuero personal y panchos privados, sin poder presentar en la corte los escarseos románticos que sus parejas mantengan en el mundo virutal.
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