jueves

12 razones por las cuales es mejor la soltería.

La semana pasada fue el día de Acción de Gracias, yo sé que es una fiesta exclusivamente gringa y me parece hasta lobo que la gente sin tener nada que ver con el país de Obama y Mickey Mouse y sin siquiera estar enterados de quiénes eran los colonos y los indios Wampanoag lo celebre. Es lobo, admitámoslo, es tan lobo como la gente que decidió hace unos años que ve el Superbowl con el mismo entusiasmo que la final del mundial y que celebra San Patricio tomando cerveza en el "pub". Es lobo.

Pero ese no es mi punto. Mi punto es que yo, por lobo que sea, sí celebro ese día, por lo menos en mi cabeza. Lo celebro porque la mitad de mi familia es de o vive en Estados Unidos desde siempre y hemos llegado a una feliz tregua con las tradiciones de los dos países: nosotros celebramos Acción de Gracias y ellos comen ajiaco en Navidad. Eso no lo hace menos lobo, pero es la verdad.

El caso es que más allá de entrar a calificar la festividad en sí misma, a mí me gusta porque me parece que es una oportunidad de parar, reflexionar y agradecer, algo para lo que la rutina no siempre deja tiempo.

Y este año agradecí estar soltera y agradecí todas las cosas chiquitas que hacen que mi soltería sean tan inmensamente agradable. Quiero aclarar que no todo lo que agradezco está intrínseca y metafísicamente unido a ser soltero. Seguramente habrá a quien el desempleo le haya dado la oportunidad de tener revelaciones como las que he tenido yo, o que sus reflexiones existenciales vengan de ese día que Internet se dañó y no había nada más que hacer. En mi caso particular, los agradecimientos se van para la soltería.

Gracias soltería porque no tengo una familia política a la cual soportar. Mi familia será lo que sea, pero es la mía y así nos aguantamos y nos peleamos, nos apoyamos y nos contamos chistes; opinamos con la autoridad que dan los lazos de sangre y nos queremos como si nos hubiéramos escogido voluntariamente de entre los miles de millones de personas en el mundo entero.

Gracias soltería porque poco a poco voy aprendiendo a desafiar mis miedos, y específicamente porque la soltería me ha obligado a enfrentarme con el miedo al rechazo. Yo creo, aunque admito que podría estar equivocada, que los hombres vienen genéticamente predispuestos para soportar el rechazo mejor que las mujeres, pero también creo que es, como la mayoría de las destrezas, una cosa que se puede aprender. No es que tenga dominado el arte, pero cada vez me da menos miedo.

Gracias soltería porque mientras estuve cuadrada archivé los tacones, y ahora que los vuelvo a usar entiendo para qué se los inventaron. Nos vemos divinas todas entaconadas, es un hecho.

Gracias soltería porque no me acuerdo cuándo fue la última vez que lloré por un hombre.

Gracias soltería por haberme obligado a convertirme en una persona económicamente independiente y estable.

Gracias soltería porque mi vida tiene niveles de drama cercanos a cero. Siempre hay algo de drama latente por ahí, pero lentamente me voy despojando de preocupaciones innecesarias y puedo decir que el 99% de las noches me acuesto a dormir y mi mayor preocupación dramática es quién se va a morir en el próximo capítulo de Grey's Anatomy.

Gracias soltería por haberme dado tiempo para sanar mis heridas. Heridas viejas que ni me acordaba que tenía, pero que de alguna forma estaban interfiriendo con mi vida.

Gracias soltería por darme tiempo para pasar con mis amigos. Por darme la oportunidad de apreciar a los que se lo merecen y, sin rencores, ir desechando a los que no.

Gracias soltería por Cuevana. Qué más puedo decir.

Gracias soltería por haberme obligado a hacerme a mí misma las preguntas incómodas sobre si quiero tener o no hijos y cuándo, sin tener la presión de nadie más. Y gracias por haberme dejado llegar a mis propias conclusiones, con la seguridad de que las respuestas son 100% mías.

Gracias soltería por permitirme el lujo milenario del coqueteo.

Gracias soltería por haberme permitido conocerme mejor, aunque a veces eso signifique que me tolere menos. Ya sé más de mí, sé más de lo que quiero y más de lo que no quiero, me conozco y me caigo muy bien. Y si resulta que mi destino es comprarme tres gatos más, una mecedora y pasar el resto de mi vida sola, por lo menos sé que de aquí al final de mis días estaré bien acompañada. Por mí. Por que nunca antes había sentido que fuera tan absolutamente cierto que es mejor estar solo que mal acompañado.

@Solterica

http://www.alomujeres.com

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