Catorce años después de su debut como profesional en el fútbol argentino, Ariel Giaccone (36) acaba de convertir el gol más importante de su vida: "Jugar en el equipo que estoy ahora, no se compara con nada en el mundo. Ni siquiera con el Barcelona de Messi...", describe emocionado a Clarín el ex volante de Ferro Carril Oeste y Belgrano de Córdoba. Es que 15 días atrás y a raíz de un problema renal que padecía una de sus hijas -Gabriela (19)-, Ariel decidió retirarse definitivamente de la canchas para donarle el riñón a ella: "Hoy la veo recuperada y me explota el corazón", asegura, prácticamente inmovilizado por la enorme faja que le rodea la cintura.
Esta conmovedora historia en la que el amor de un padre estuvo por encima de cualquier otra cosa, comenzó en abril cuando a la adolescente le diagnosticaron una "insuficiencia renal". "Fue durísimo lo que pasé. Me escapaba del trabajo para estar con ella el tiempo que duraba la diálisis; eran 4 horas interminables.... verla con esa máquina al lado me destrozaba", recuerda Ariel, que vive en la localidad cordobesa de San Francisco, debutó en primera división de la mano del gran Timoteo Griguol y jugó en Ecuador y Bolivia.
Gabriela, que hoy se recupera "y está bárbara", según define Ariel, es hija de su primer matrimonio. "Quiero destacar el apoyo de mi actual mujer, Laura, con quien tengo 3 hijos: Lautaro (10), Dana (6) y Paulo (4); ya que fue un pilar fundamental y me apoyó en los momentos más difíciles", destaca el ex volante ofensivo que hasta principios de diciembre jugó de manera semiprofesional en la Liga Regional de San Francisco, defendiendo los colores de Asociación Porteña.
Con los estudios de compatibilidad en la mano y la decisión tomada, Ariel se internó junto a su hija el 6 de diciembre pasado en el Sanatorio Allende de Córdoba Capital. Al día siguiente y después de 6 horas en el quirófano, la buena noticia llegó. "Yo salí muy dolorido y le pedí a mi mujer que le mandara un mensajito de texto a Gabi o al médico que estaba con ella, aislada y en otra habitación. Cuando me dijo que todo había salido bien no podía para de llorar de la emoción", relata a este diario Giaccone, mientras aguarda por el llamado del doctor para su primer control postrasplante.
¿Vas a extrañar el fútbol?
Seguro, pero la pelota pasa a ser algo ínfimo al lado de esto que me tocó vivir. Ahora, en broma, con mi señora, nos preguntamos qué vamos a hacer los domingos porque ellos me iban a ver siempre.
De aquí en adelante, Ariel Giaccone descargará su adrenalina deportiva en la escuela de fútbol Raúl "Indio" Navarro, que fundó un par de años atrás en San Francisco en honor a un ex jugador. Más allá de las cuestiones tácticas, el mensaje que él inculca a los más pequeños lo pinta de cuerpo entero: "Yo les transmito los valores que me dejó la profesión y les digo que siempre deben respetar al otro más allá de las diferencias porque nuestra misión -al margen de todo-, es darle una mano a quien más lo necesita", concluye.
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