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¿Qué hacer si la ropa se vuelve inteligente?

¿Qué pasa si los nuevos jeans que acaba de comprar empiezan a twittear acerca de su ubicación?

Suena exagerado, pero es posible, si una de sus prendas está equipada con un pequeño dispositivo de identificación por frecuencia radial (RFID, por sus siglas en inglés), entonces su localización puede ser revelada sin que usted lo sepa.

Los RFID son chips que utilizan ondas de radio para enviar datos a un terminal - que a su vez se puede conectar a la web.

Esta tecnología es sólo una de las formas actuales que permite que los objetos físicos puedan conectarse a internet, un concepto conocido como el 'internet de las cosas', o por las siglas en inglés IoT.

Esto ocurre cuando no solo su computadora, tableta electrónica o teléfono inteligente se pueden conectar a internet, sino también su auto, su casa, su gorra de béisbol e incluso, las ovejas y las vacas de una granja.

Y en la medida que pasemos del IPv4, el sistema actualmente en uso, a la próxima generación de aplicaciones de Internet, el protocolo IPv6, el cual albergará unos 340 billones de billones de billones de direcciones de internet, entonces más y más objetos podrán entrar a la web.

Los edificios y autos inteligentes que tienen asignados una dirección IP, ya están haciendo las ciudades más inteligente - y muy pronto, todo el planeta puede seguir.

Y aunque esta visión podría demorar algunos años, poco a poco ciudades 'más inteligentes' están empezando a surgir a nuestro alrededor.

Camisas que hablan

Un número de tiendas, entre ellas la cadena estadounidense Wal-Mart, han empezado a utilizar etiquetas RFID para permitir a los empleados que puedan comprobar la existencia del producto en el almacén una vez escaneada la etiqueta, y así poder rastrear los productos con mayor facilidad desde la fabricación hasta la entrega final.

Sin embargo, defensores de la privacidad temen que el mismo lector RFID pueda ser usado para leer datos como por ejemplo, el número de pasaporte o la licencia de conducción de un consumidor, equipado con el mismo tipo de chip, lo que podría conducir al robo de identidad.

Y es que a pesar de que la etiqueta debe ser removida en la caja, si un consumidor sale de la tienda con el chip todavía conectado, el artículo puede ser rastreado aún en la calle.

Una vez que la etiqueta se tira, aún puede ser escaneada, lo que permitiría tener una idea de sus hábitos de compras.

Otra amenaza creciente es que los hackers saben cómo decodificar las etiquetas RFID.

Y dado que la información se transmite a través de ondas de radio, solo se trata de saber cómo escuchar.

http://www.el-nacional.com

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