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El megamillonario que no les dejará nada a sus herederos. @HADACON

Charles Feeney es uno de los hombres más ricos del mundo pero, al contrario de Bill Gates o Donald Trump, no suele aparecer en los medios asiduamente. El empresario de 80 años amasó su fortuna con la creación de los Free Shop en las terminales de los aeropuertos y planea donar todo su dinero antes de morir.

En 1996 Feeney vendió la empresa a una multinacional por unos 2.470 millones de dólares, y sumado a la venta de otro negocio se estima que logró acumular una fortuna estimada en 3.500 millones de dólares. A partir de ese momento el empresario decidió comenzar a donar todo.

Nunca llevó una vida lujosa, vive humildemente no por tacañería, sino por principios, suele viajar en clase turista, usa un reloj de menos de 10 dólares, vive en una casa alquilada y nunca se compró un auto. Por lo que la perdida de su fortuna no alterará gravemente su estilo de vida.

Su plan es morir en la bancarrota porque cree que su dinero será mejor utilizado por la sociedad que por el notario que distribuya su herencia. En 1996 fue consultado por el New York Times con respecto a esta idea de donar todo y Feeney explicó que "sencillamente decidí que tenía suficiente dinero".

Egresado de la universidad de Cornell fue la persona que realizó la mayor donación a la universidad con 350 millones y ya lleva alrededor de 600 a lo largo de toda su vida. Con su última donación planea construir un campus de última generación para Cornell en la isla Roosvelt en los alrededores de Nueva York.

De sus otras donaciones no se sabe mucho ya que prefiere hacerlo en el anonimato, pero se conoce que donó 125 millones a un centro de salud para niños, mujeres y enfermos de cáncer en San Francisco, y 45 millones de euros a la universidad de Limerick, en Irlanda, donde también es ciudadano. Es un misterio la cantidad de dinero que le queda por donar pero lo que si es seguro es que todavía tiene para algunos años más.

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