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Demanda a la universidad porque su compañera de cuarto tiene demasiado sexo.

Una habitación compartida es un mundo aparte, uno de los puntos de mayor conflicto en el ambiente universitario y una vez más la realidad lo confirma. Según cuenta NY Times, Lindsay Blankmeyer, estudiante estadounidense de 22 años, ha decidido demandar ante el tribunal de Boston al Instituto Easton de Massachusetts debido a los problemas de convivencia que mantiene con su compañera de habitación.
La estudiante se inscribió en el Stonehill College del Instituto Easton en 2007, pero fue en el último año cuando surgieron realmente los problemas. Ese curso fue destinada a la habitación de Laura Sidla, con quien comenzó a mantener fuertes discusiones. ¿El motivo? La muy activa vida sexual de Sidla. Blankmeyer pidió el cambio debido a que no podía soportar las actividades de cama de su compañera y adujo para ello razones de salud. Su defensa aduce que la joven habría sufrido "depresión con instinto suicida y síndrome de déficit de atención". Ahora la estudiante exige a la universidad que compense los daños causados con 150.000 dólares.
Debido al rechazo de la universidad, la estudiante afectada se ha visto obligada a pasar los últimos seis meses del curso en su vivienda de Nueva York. La fuerte depresión no ha impedido a Blankmeyer finalizar con éxito su carrera y licenciarse en septiembre de 2011.
Versiones contradictorias
Pero las versiones no concuerdan. Según Kristen Magda, portavoz de Stonehill, la universidad se habría comportado de manera profesional ofreciendo varias alternativas a la chica, entre ellas la de trasladarse a una habitación individual. Además, asegura que la estudiante "jamás ha revelado al personal universitario que sus problemas derivaran de la intensa actividad sexual de su compañera de habitación".

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